martes, 29 de marzo de 2011

¿Cuándo surge la conciencia en los niños?

Por Marcela Tarifeño, Psicóloga.

Este texto es una traducción hecha por mí del artículo originalmente titulado When Does Consciousness Arise? del autor Christof Koch y publicado en la Revista "Scientific American Mind" de Octubre-Noviembre 2009. La pregunta del título intenta responder si acaso la conciencia surge en el útero materno, durante el parto o durante la primera infancia de niños y niñas.


"Las madres me querrán crucificar por esta pregunta aparentemente cruel, pero necesita ser aclarada: ¿cómo sabemos que un recién nacido es una persona conciente? No hay discusión que el bebé está despierto. Sus ojos están muy abiertos, se tuerce y gime y lo más importante, también llora. Pero todo esto no es necesariamente sinónimo de que está conciente, de expermientar dolor, distinguir el color rojo o sentir el olor de la leche materna.

Es ampliamente sabido que los bebés no tienen mayor conciencia acerca su propio estado, sus emociones y motivaciones. Incluso niños más grandes que ya pueden hablar tienen una conciencia muy limitada acerca de sus propios actos. Cualquiera que haya criado a un niño está familiarizado con la mirada de ingenuidad que tienen cuando se les pregunta por qué hizo algo particularmente tonto. Una encogida de hombros y un "no sé," será todo por respuesta.

A pesar que los recién nacidos carecen de autoconciencia, los bébes sí procesan estímulos visuales complejos y atienden a sonidos e imágenes de su entorno, preferente rostros. La agudeza visual de los bebés les permite ver sólo borrones, pero los circuitos cerebrales para la visión y otras percepciones concientes ya están listos. Y las capacidades linguísticas de los bebés son moldeadas por el ambiente en el cual crecen. La exposición a la voz y el lenguaje de la madre en el útero le permite al feto reconocer ciertas regularidades en su habla, de modo que una vez nacido logra distinguir la voz de la madre de las demás voces. Otra conducta más compleja resulta ser la imitación: si el padre saca su lengua y la mueve, el bebé imita su gesto combinando información visual con retroalimentación propioceptiva de sus propios movimientos. Por tanto pareciera que los bebés a esta edad tienen cierto grado de conciencia, básica e irreflexiv y orientada al presente.

El camino a la conciencia.
Pero ¿cuándo comienza realmente la conciencia? Esta requiere de una sofisticada red de células nerviosas muy bien conectadas entre sí. Su sustrato físico, el complejo cortical del tálamo que provee de la conciencia con sus contenidos altamente elaborados, comienza a situarse en su lugar entre las semanas 24 y 28 del periodo gestacional. Dos meses después la sincronía de los ritmos electroencefalográficos (EEG) cruzan ambos hemisferios y señala el momento de la integración neuronal global. Así, muchos de los circuitos elementales para la conciencia están listos en el tercer trimestre. En este periodo, los bebés nacidos antes de tiempo pueden sobrevivir fuera del útero bajo cuidados  médicos especiales. Y como es mucho más fácil observar e interactuar con un bebé prematuro que con un feto de la misma edad gestacional, el feto es frecuentemente considerado como si fuera realmente un bebé prematuro y no como un feto en desarrollo. Pero esta noción olvida el ambiente uterino único que conocen los fetos: suspendido en una tibia y oscura caverna, conectados a la placenta que les otorga los nutrientes y hormonas necesarias para su desarrollo a través de la sangre, y que están cómodamente dormidos.

Experimentos invasivos realizados con crías de ratas y ovejas y estudios realizados con ultrasonido y registros eléctricos en humanos, muestran que el feto en desarrollo durante el tercer trimestre está casi siempre en una de dos fases del sueño. Estos estados, llamados sueño activo y sueño tranquilo, pueden ser diferenciados por la electroencefalografía. Estas diferentes señales de EEG se relacionan con distintas conductas: respirar, tragar, mover los ojos por ejemplo pero no con movimientos corporales del sueño activo. En el sueño tranquilo del feto no hay actividad muscular ni movimientos de los ojos, ni respiración. Estas fases corresponden al sueño REM (movimiento rápido de ojos) y al sueño de ondas lentas correspondientes a todos los mamíferos. En las últimas etapas de la gestación el feto pasa el 95% del tiempo en una de estas dos fases de sueño, separadas por breves periodos transición.

Lo llamativo es el descubrimiento que el fecto está activamente sedado por la baja presión de oxígeno (equivalente a lo que existe en la cima del Monte Everest), el ambiente tibio y cómodo del útero y un cierto rango de sustancias neuroinhibitorias e inductoras del sueño, producidas tanto por la placenta como por el feto mismo: la adenosina; dos esteroides anestésicos, allopregnanolone y pregnanolone; otra hormona muy potente, la prostaglandina D2; y otras sustancias. El rol de la placenta en la mantención de la sedación es vista cuando el cordón umbilical es cerrado al paso de la sangre aún cuando se mantiene el suministro del oxígeno en el feto. Los embriones de ovejas entonces se mueven y respiran constantemente. Con toda esta evidencia, los neonatólogos concluyen que el feto está dormido mientras su cerebro madura en el útero.

¿Sueño sin sueños?
Cuando la gente despierta durante la etapa del sueño REM, casi siempre recuerda vívidos sueños que describen en detalle. A pesar que el estado de conciencia durante los sueños no es el mismo que al estar despiertos, -mayoritariamente por falta de reflexiones personales y de la capacidad del darse cuenta que se está soñando- los sueños sí son experimentados y sentidos concientemente.  Entonces la pregunta es ¿sueña también el feto durante la fase REM? Esto no se sabe. Pero si lo hiciera, ¿sobre qué soñaría?

Luego del nacimiento, los contenidos de los sueños son informados por las memorias a corto y largo plazo. Estudios longitudinales de los sueños deniños realizados por el psicólogo norteamericano David Foulkes, sugieren que el soñar es un proceso cognitivo en desarrollo gradual que se relaciona con la capacidad de imaginar cosas visualmente y con las habilidades viso-espaciales. Si así, los sueños de los preescolares frecuentemente son imágenes estáticas y planas, sin personajes que se muevan o actuén , en que difícilmente habrían sentimientos en ellos y de los cuales no se observan recuerdos; ¿qué se podría esperar de los sueños de un organismo que pasa suspendido en un a especie de tanque aislado, donde no hay memorias y ninguna posibilidad de imaginarse algo siquiera? Creo que el feto experimenta nada en abosluto en el útero, que se siente tal cual nos sentimos  nosostros mismos cuando estamos en un sueño muy profundo y sin ensoñaciones.

Los dramáticos eventos provocados por el parto vía vaginal, hacen que el cerebro despierte bruscamente. El feto es forzado desde su tranquila, protegida, acuosa y paradisiaca existencia en el útero materno a salir a un ambiente frío, hostil y aireado que lo ataca con diversas sensaciones: sonidos, olores, luces, todos elementos altamente estresantes.

Tal como Hugo Lagercrantz, pediatra del Instituto Karolinska de Estocolmo descubrió hace dos décadas atrás, un masivo chorro de la hormona norepinefrina (más poderoso que lo que podría llegar a sentir en su vida adulta  el feto, incluso al hacer actividades de buceo o al escalar montañas), al ir cediendo a los efectos de la anestesia y la sedación que ocurre al desconcectarse el feto de la placenta materna, permite que el bebé pueda lidiar con su nuevo ambiente. Se constituye en su primera respiración, su despertar y el experimentar el vivir la vida".-


NOTA DE LA REVISTA:
El autor Christof Koch es profesor de Biología Conductual y Cognitiva del Instituto de Tecnología de California, Estados Unidos.


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