miércoles, 20 de mayo de 2009

Tratamiento Alteraciones del Lenguaje (parte final)




Retomando el tema del tratamiento de los trastornos del lenguaje, para manejar un problema de Disfasia o cualquier otro similar, se deben considerar 3 aspectos importantes:
- el momento apropiado para iniciarlo
- la persona que hará la terapia
- el tipo de programa más adecuado para cada caso

Ante el primer punto, se debe recordar que existe un periodo óptimo para el aprendizaje del lenguaje, que va del año y medio a los 4 años aproximadamente. Si no se realiza el tratamiento en las etapas tempranas de la niñez, cuando así es requerido, pueden resultar secuelas como un marcado retardo en otras funciones del lenguaje, como la lectura y la escritura (Calderón, 1991). Hace poco se supo de un caso de una niñita descubierta en una familia en Europa, que estaba relegada y encerrada prácticamente en un closet, donde vivía como animalito y no hablaba. Sólo llevaba puesto pañales y nada de ropa. Tenía como 5 o 6 años. La niña fue dada en adopción a una familia que la cría hace ya más de 1 año, ha recuperado peso y estatura en forma notoria y juega muy feliz con su “hermanastro”, pero no han logrado enseñarle a hablar; lo que comprobaría la importancia de aprender el habla a edades tempranas.

En relación a la persona que hará el tratamiento, existe un consenso de que sea un enfoque multidisciplinario, dirigido a la obtención de estrategias adecuadas para permitir la conducta simbólica-lingüística. Asimismo, se plantea que el tratamiento esté incluido en las actividades diarias normales del niño y no como un programa de terapia periódica fuera de su ambiente natural. Esto implica la activa participación de padres y profesores en el tratamiento. Los terapeutas deberán educar a los padres, para que éstos sean capaces de entregar un adecuado estímulo en la casa que facilite el aprendizaje y no una estimulación indiscriminada, que podría ser contraproducentes sobre la atención y la motivación del niño para aprender.

Además, los programas diseñados deben ser específicos para cada caso en particular. Sin embargo, en él se deben considerar algunos elementos básicos para favorecer cualquier aprendizaje: la motivación, la atención, el estímulo adecuado y el reforzamiento. Lo que se pretende primero es que el niño preste atención selectiva a la voz, discriminándola de otros estímulos auditivos. Para esto se sugiere a los padres:
- mostrar la cara completa cuando se le habla al niño
- aumentar la intensidad pero disminuir la velocidad del estímulo (hablar lento pero claro)
- diseñar distintos juegos que se podrían usar para motivarlo y hacer atienda en forma selectiva a la voz y discrimine los distintos sonidos de las letras (fonemas).

En un enfoque psiconeurológico, también se recomienda el estímulo de la capacidad simbólica del niño para promover el desarrollo de su lenguaje. Esto porque se dice que en la representación (juego de roles, imitaciones, etc.) se encuentra el comienzo del lenguaje dado que el niño comienza a asociar e identificar la relación que hay entre los fonemas (palabras convencionales) con las personas y objetos de la realidad. Es así como también a esta edad el niño comienza a realizar gestos para darse a entender, como actos de comunicación (Guerra, 1990). Este entrenamiento facilitaría la comprensión del empleo funcional de objetos y a la vez ayudaría al desarrollo de la formación de conceptos. En una primera etapa la imitación debería realizarse utilizando objetos de la vida real, para promover en el niño el descubrimiento de su función real. En una segunda etapa se debe efectuar el entrenamiento del reconocimiento e imitación del empleo del juguete y por último, se debiera entrenar el reconocimiento de fotografías o imágenes del objeto y en los gestos que debieran acompañar su representación. Idealmente, todas estas actividades realizadas en el medio familiar, en casa.-

CONCLUSIONES

Para un adecuado aprendizaje del lenguaje son necesarias ciertas condiciones como la integridad sensorial, del sistema nervioso periférico y central, la integridad psicológica, emocional y afectiva y por último, las experiencias u oportunidades de aprender.
Sin estos elementos, el niño no podrá desarrollar en forma sana y normal su habilidad lingüística y se verá afectado por todas las consecuencias que ello implica: dificultades de aprendizaje escolar, fallas en la capacidad comprensiva y expresiva del lenguaje, dificultades en la comunicación con sus pares o quienes lo rodean, lo que conlleva implícito los sentimientos de frustración, de desesperanza y falta de motivación para enfrentarse a sus dificultades.
Por eso es siempre una necesidad el crear conciencia que en la medida que el niño desarrolle desde chiquito un lenguaje adecuado y correcto, con el apoyo y el estímulo de los padres, se estará actuando en forma preventiva ante futuras dificultades que podría presentar el niño si nadie se preocupara de ello.-



Referencias Bibliográficas:

-Bravo, Luis (1990). Psicología de las dificultades del aprendizaje escolar. Santiago: Editorial Universitaria.

-Calderón, Raúl (1991). El niño con disfunción cerebral. Trastornos del lenguaje, aprendizaje y atención del niño. Madrid: Noriega.

-Guerra, Elio (1991). Diccionario elemental del lenguaje infantil. Pediatría al Día, (6), 5, pp.290-292

-Klein, Susan (1991). Evaluation for suspected language disorders in preeschool children. Pediatrics Clinics of North America (36), 6, pp.1455-1465

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