viernes, 15 de mayo de 2009

Tratamiento Alteraciones del Lenguaje (parte I)



Siguiendo con el tema de las alteraciones del lenguaje se revisarán algunas medidas generales para estimular éste en los niños, ya que es frecuente que en algunos casos de déficits o retrasos en el desarrollo del lenguaje infantil, el problema se deba a la pura falta de una estimulación adecuada.

El niño que nace normal y sano tiene las potencialidades para aprender a hablar y comunicarse con quienes lo rodean desde sus primeros años de vida. Estos años son críticos en el sentido que son muy sensibles a ser favorecidos por una adecuada estimulación, o a ser dañados por la falta de ésta y deben ser aprovechados al máximo para asentar en el niño una buena capacidad lingüística.

Aún existe una errónea creencia popular; que los bebés y niños pequeños no entienden lo que se les dice, por lo tanto no vale la pena hablarles y explicarles las cosas. Esta creencia juega en contra un buen desarrollo del lenguaje en el niño y muchas veces cuando los padres se dan cuenta de su error, el hijo ya presenta algún tipo de retraso en su adquisición, lo que incluso puede perjudicarlos en su desarrollo cognitivo (inteligencia) y en el desempeño escolar.

Por tanto, considerando las teoría de Piaget (famoso psicólogo suizo que fue uno de los primeros en estudiar el desarrollo del pensamiento en los niños), se sugiere:

Para la etapa Preoperacional (2 a 7 años), el estímulo se daría por medio de la lectura de cuentos breves con imágenes coloridas para captar su atención e interés. Ya más niñitos darles el mayor número posible de oportunidades para que se expresen oralmente, vocalizando y no mostrando lo que quieren; darles a conocer nuevas palabras (enseñarle más vocabulario, enseñarle sinónimos de las palabras que él usa) y estimular sus propias expresiones y explicaciones sin exigirle razonamientos o respuestas lógicas.

Posteriormente, en la etapa de las Operaciones Concretas (7-12 años en la teoría piagetana), se debe estimular a los niños a explicar sus actos, a que hablen sobre sus ideas y los razonamientos que siguen para tomar sus decisiones. También es útil hablarles sobre cosas objetivas y concretas (noticias, eventos familiares, etc.) como sobre problemas subjetivos (cómo resolverían ellos tal o cual situación) y darles la oportunidad de representar roles y de ponerse en el lugar de otros y tener que explicar o defender los razonamientos y puntos de vista de otros.

Como las alteraciones y problemáticas del lenguaje son muy variadas, no se pueden dar recomendaciones específicas, pero en general el tratamiento apunta a la adquisición o corrección del lenguaje considerando el momento en que son detectadas estas alteraciones, por medio de la reeducación; función que cumple el especialista Fonoaudiólogo.

El tratamiento fonoaudiológico posee reglas y necesita una formación definida a través del proceso de crecimiento del niño a adulto. Se recomienda este tratamiento cuando existe un déficit instrumental del lenguaje que se visualiza como factible de corregir, por ejemplo, cuando no están asociados a mayores déficits sensoriales o neurológicos. Además, debe ser aplicado en forma gradual y personalizado, orientado a la dificultad específica del paciente.

Paralelo a lo anterior, muchas veces es recomendable también un apoyo psicoterapéutico (Psicólogo) para reforzar al niño y orientar a su familia en este proceso. O incluso el tratamiento psicológico puede llegar a sustituir el fonoaudiológico, en los casos en que el problema se debe a temas emocionales o afectivos en el niño (como en el mutismo selectivo por ejemplo). Desde este punto de vista, la reeducación de los niños deberá considerar factores afectivos y el clima sociofamiliar, además del déficit específico. Y también desde un punto de vista psiconeurológico, es importante el estudio de los dibujos de los niños. Estos son elocuentes. El dibujo que hace un niño, desde las simples rayas hasta las figuras más complejas, es un índice precoz de lo que será el futuro proceso del lenguaje lecto-escrito (Guerra, 1990). Esto porque todos los actos que impliquen palabras habladas o escritas, gestos y dibujos son evolutivos, van de más simples a más complejos y muestran en todo momento las distintas vías que el niño usa para expresar sus pensamientos y afectos, en búsqueda de nuevas experiencias con su medio.-

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