lunes, 18 de abril de 2011

¿Gobernados por el orden de nacimiento?



Por Marcela Tarifeño, Psicóloga.

Este interesante artículo escrito por el autor Joshua K. Hartshorne lo encontré en la revista Scientific American  MIND, edición Enero-Febrero 2010 y se los traduzco ya que me parece un aporte a las tradicionales investigaciones relacionadas sobre la influencia que tiene en una persona nacer como primogénito/a, o en segundo o tercer lugar, por ejemplo. A continuación, las palabras del autor en el reportaje:

Cuando les comento a las personas que estudio si el orden de nacimiento afecta la personalidad futura de una persona, usualmente me miran con cara de no entender. Suena como si les dijera que estudio si el cielo es azul. ¿No es algo del sentido común? Muchos libros populares invocan como un ítem importante el orden del nacimiento en temas como el autodescubrimiento, las relaciones que se establecen con otros, en las consejos de negocios y por supuesto, en tips de crianza. Los periódicos y programas matutinos también muestran el debate que conllevan los últimos descubrimientos ("Los niños nacidos últimos se involucran más en conductas riesgosas: ¿qué deben hacer los padres?") aportando además datos curiosos: ("Sabía usted que 21 de los primeros 23 astronautas que viajaron al espacio eran primogénitos?").

Pero cuando los científicos estudiaron mejor la información, encontraron que la evidencia simplemente no se sostenía sola. De hecho, hasta hace muy poco no había resultados convincentes que relacionaran el orden del nacimiento con la personalidad o la conducta. Nuestra percepción común de que el orden del nacimiento sí influye se entiende como un ejemplo de que nuestras mentes tienden a recordar las evidencias que apoyan nuestras ideas preconcebidas y a olvidar aquellas que nos las apoyan. Pero dos estudios de los últimos 3 años finalmente encontraron datos medibles: nuestra ubicación en el orden del nacimiento sí afecta tanto nuestro C.I. (capacidad intelectual) como nuestra personalidad. Puede ser tiempo entonces de reconsiderar este aspecto como una real influencia en quien terminamos constituyéndonos.

El tamaño de la familia sí importa.
Hay muchas razones por las cuales el tamaño de la familia puede afectar nuestras elecciones y personalidades. A más hijos, los recursos parentales (dinero, tiempo y atención) se deben repartir más. Incluso, el tamaño de la familia también está asociado a factores sociales importantes, tales como el grupo étnico, la educación y la salud. Por ejemplo, los padres más sanos y mejor educados tienden a tener menos hijos. Si los astronautas tenían padres acogedores, atentos y con un alto nivel de educación, entonces probablemente también podrían provenir de una familia menos numerosa y por tanto, con mayor probabilidad de ser los primogénitos.

Si bien hay 65.000 artículos escolares sobre este tema del orden del nacimiento, indexados en Google Escolar, la mayoría presentan este problema (de no considerar el número total de hijos), haciendo muy difícil la correcta interpretación de los resultados. Y muchos de los estudios restantes no pueden mostrar evidencias significativas. En 1983 psiquiatras de la Universidad de Zurich determinaron, después de una vasta revisión de la literatura al respecto, que los efectos del orden de nacimiento no estaban respaldados por la evidencia. En 1998 la psicóloga Judith Rich Harris publicó otro integral ataque a esta idea en su libro Los Supuestos de la Crianza. Luego en 2003 el científico cognitivo Steven Pink de la Universidad de Harvard encontró necesario dedicarle sólo 2 hojas de las 439 que escribió en su discusión acerca de la crianza y la naturaleza, al tema del orden del nacimiento. 

Nueva evidencia.
Aún así, el caso de 2003 en contra los efectos del orden de nacimiento fue más la ausencia de buena evidencia, que evidencia de una ausencia de estos efectos. De hecho, en los últimos años se han dado buenas noticias para esta evidencia. En 2007 unos epidemiólogos noruegos publicaron un trabajo que mostraba una pequeña pero confiable correlación negativa entre el C.I. y el orden de nacimiento: a más hermanos mayores, menor C.I. del estudiado. Aún cuando el orden de nacimiento y sus efectos en la inteligencia se ha debatido inconclusamente desde finales del 1800, el tamaño de la muestra de este estudio (250.000 conscriptos noruegos) y la rigurosidad de su metodología, lo hacen especialmente convincente.

En el año 2009 mis colegas y yo publicamos evidencia que muestra que el orden de nacimiento influye en la elección de nuestras amistades y parejas. Los primogpenitos tienden a relacionarse con otros primogénitos, los hijos del medio con otros hijos del medio, los últimos hijos con otros hijos últimos y los hijos únicos con otros hijos únicos. Como pudimos mostrar el efecto, independiente del tamaño de la familia, los resultados no se podrían asociar a factores raciales o de clase social. El resultado es exactamente lo que debiéramos esperar si el orden de nacimiento afectara la personalidad. A pesar de la idea que los opuestos se atraen, las personas tienden a parecerse a sus parejas en términos de personalidad. Si los esposos correlacionan positivamente en personalidad y la personalidad correlaciona con el orden de nacimiento, los esposos debieran correlacionar en el orden de nacimiento.

Por lo tanto, la evidencia parece estar volviendo en favor de nuestra intuición común que nuestra ubicación en el orden de nacimiento de alguna manera afecta el cómo somos. Los detalles, sin embargo, son poco claros. El estudio noruego muestra un ligero efecto en la inteligencia. El estudio sobre las relaciones muestra que los mayores, los del medio, los menores y los hijos únicos, difieren, se diferencian de alguna manera, pero no muestra cómo.  Por otra parte, a pesar que estos efectos están razonablemente validados por el tamaño de la muestra y la metodología de la investigación, son lo suficientemente pequeños como para que sirvan para determinar admisiones escolares o entregar información útil para bases de datos de sitios de emparejamientos y menos aún, para  seleccionar los postulantes a la NASA.

Aún así, supongo que la gente -incluído yo mismo- seguirá tratando de entender el mundo a través del prisma que le da su propia ubicación en la familia. Corresponda que los científicos digan "hace falta mayor investigación", pero necesitamos encontrar amor, tener mayor autoconocimiento y criar a nuestros hijos, ahora. En ese sentido, podemos aprender sobre quiénes somos y cómo pensamos leyendo libros de autoayuda -aún cuando sus contenidos no estén experimentalmente confirmados- y considerando además, el orden de nuestro nacimiento en la familia.-

NOTA DE LA REVISTA:
El autor, Joshua K. Harthorne es estudiante de Doctorado de la Universidad de Harvard. Realiza investigaciones psicológicas en su página web www.coglanglab.org . Él y su esposa son ambos hijos primogénitos en sus respectivas familias.
Para quienes deseen ver el artículo original en inglés ver en: 

http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=ruled-by-birth-order



0 comentarios:

Publicar un comentario

Blog Widget by LinkWithin
 

©2009Psicólogos Infantil Juvenil* Esta página web fue diseñada con la desinteresada ayuda de mi estimada amiga San ... www.corazondenuez.blogspot.com