lunes, 27 de abril de 2009

Las Alteraciones del Lenguaje


Los déficits del lenguaje como origen de algunos problemas escolares, se refieren a los aspectos fonológicos, a los déficits de comprensión verbal y de expresión que garanticen una satisfactoria asimilación de las materias verbalizadas por los profesores.
Estudios realizados arrojan algunos porcentajes: el 57% de los niños y el 65% de las niñas que tienen retardo del lenguaje, presentan problemas para aprender a leer. Asimismo, el 30% de los niños con dificultades serias en la lectura y la ortografía tienen deficienci9as en el lenguaje. Se aprecia de este modo que un retardo para aprender a hablar conlleva, generalmente, dificultades o retrasos para aprender a leer en la escuela (Bravo, 1990).
Las fallas en la adquisición en el lenguaje se pueden dar por varias razones: debido a una moderada o severa pérdida auditiva, debido a un daño o alteración en el desarrollo de su cerebro (pre-peri o post natal) y que recibirían el nombre de Afasia adquirida, o debido a una Disfasia, que representa una falla en la adquisición del lenguaje en ausencia de lesión cerebral o de otra condición médica (Klein, 1991).
En general, los trastornos sin alteraciones sensoriales ni neurológicas evidentes, se agruparían bajo el concepto de trastornos “habituales” y son el déficit del lenguaje en la primera infancia (2 a 5 años); el retraso simple del lenguaje y las disfasias.

El Déficit el Lenguaje en la Primera Infancia. Se observa cuando los progresos del lenguaje oral que se desarrollan normalmente entre el primer y el segundo año de vida y que originan las primeras frases de 2 o 3 palabras, no se dan y a los 2 o 3 años de edad el niño todavía no habla. Este cuadro debe ser diferenciado de aquellos niños que presentan deficiencias intelectuales o hipoacusia, utilizando para ello la observación clínica, las entrevistas a los padres y las evaluaciones especializadas.

El Retraso Simple es el déficit que pasa desapercibido y sólo viene a ser detectado en los períodos iniciales de la escolaridad, cuando el examen que se realiza cercano a los 5 años de edad muestra dificultades en la discriminación fonémica y en la organización verbal.

Las Disfasias (a diferencia de las Afasias), representan aquellos casos en que hay una elaboración tardía e imperfecta del lenguaje, sin base orgánica de lesión cerebral clínicamente detectada.

En general, las alteraciones del lenguaje se ubican en 3 grandes áreas: los déficits articulatorios del habla, los déficits de la comprensión del lenguaje y los déficits en la expresión del lenguaje.
Actualmente el sistema de clasificación oficial para estas alteraciones –así como para todas las alteraciones del desarrollo- es entregado por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales, versión IV (DSM-IV) de la Asociación Americana de Psiquiatría, clasificación que se encuentra libre de teorías en cuanto a la etiología de los trastornos, ya que entrega un enfoque descriptivo, en base a los rasgos clínicos de los trastornos.
Según este manual, los trastornos del lenguaje y del habla corresponderían a los llamados “Trastornos de la Comunicación” (categorizados a su vez como uno de los “Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia”); que se caracteriza por un desarrollo inadecuado de las habilidades específicas del lenguaje que interfiere en el desenvolvimiento académico o laboral y que no se debería a trastornos físicos o neurológicos demostrables o a falta de oportunidades educativas. Y de existir en paralelo un Retraso Mental, las deficiencias del lenguaje deberían exceder a las limitaciones habituales esperadas en este último diagnóstico. La clasificación entregada en el DSM-IV, sería la siguiente:

Trastorno del Lenguaje Expresivo.
Este presenta una variedad de características linguísticas, que dependen de la gravedad del trastorno y de la edad del niño o joven y podrían ser: vocabulario muy limitado, cometer errores en los tiempos verbales o dificultades en la memorización de las palabras o en la creación de frases de complejidad adecuada para la edad. La sintomatología asociada se relaciones frecuentemente con alteraciones en la articulación. También en los niños de edad escolar se aprecian asociados algunos problemas de aprendizaje y en los más chicos puede haber alteraciones en la coordinación, enuresis o problemas emocionales o conductuales.
Debe realizarse un diagnóstico diferencial (hay que diferenciarlo de..) el Retardo Mental, los Trastornos Generalizados del Desarrollo (donde no habrían intentos de comunicación en forma no verbal), además del Mutismo Selectivo y con la Afasia Adquirida, cuya historia de comienzo está asociada a un traumatismo encéfalo-craneano, a crisis convulsivas o por presencia de signos neurológicos mayores como la Hemiplejía, por ejemplo.

Trastorno Mixto del Lenguaje Expresivo-Comprensivo.
Este incluye la sintomatología típica del trastorno expresivo más dificultades para comprender palabras, frases o tipos específicos de palabras, tales como términos espaciales. Se ve interferida la comunicación social y la adaptación escolar o laboral. Igual debe realizarse un diagnóstico diferencial con el Retardo Mental y los Trastornos Generalizados del Desarrollo.

Trastorno Fonológico
En este trastorno se ven dificultades para utilizar los sonidos del habla esperables por la evolución de acuerdo a idioma y la edad del niño o joven. Se aprecian errores en la producción de sonidos como sustitución de un sonido por otro u omisiones de sonidos en las consonantes finales.

Tartamudeo
Por último, este se define como la alteración de la fluidez y la organización temporal normales del habla (según su edad) caracterizada por la frecuencia de varios de los siguientes síntomas: repeticiones de sonidos y sílabas, prolongaciones de sonidos, palabras fragmentadas, interjecciones, circunloquios, repeticiones de palabras monosilábicas, entre otras.

Para estos trastornos se establece como edad de comienzo la infancia o adolescencia, además se encontrarían antecedentes de alteraciones similares en los familiares de los niños con estos problemas, en mayor frecuencia que en la población general.
Respecto al pronóstico, los trastornos fonológicos pueden tener recuperación completa en casi todos los casos tratados, gracias a terapias adecuadas. Para los trastornos expresivos, el pronóstico es alentador en niños pequeños ya que más del 50% de los casos puede “mejorarse” espontáneamente antes de terminar la escolaridad. En los casos más severos, la recuperación es lenta. Y el los trastornos mixtos, el pronóstico es menos esperanzador ya que algunos niños podrán desarrollar a la larga un lenguaje normal, pero los más afectados no lo lograrán.




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