miércoles, 10 de marzo de 2010
¡ A sonreir se ha dicho !
Por Marcela Tarifeño. Psicóloga.
Para los que vivimos en Chile, el título de esta entrada les puede parecer una broma de mal gusto, dadas las consecuencias del nefasto terremoto que nos sacudió en casi medio país. Sin embargo, representa el espíritu que debemos tener frente a estas circunstancias: optimistas, positivos, activos. No hay nada peor que quedarse lamentando las pérdidas y no hacer nada (o intentarlo al menos) por pararse nuevamente. Y uno de los primeros pasos para hacerlo es enfocarse en lo positivo y sonreirle a la vida, aún ante las peores desgracias.
Aprovecho de fundamentar esta idea con el reportaje que apareció publicado en la revista Scientific American Mind, en su edición de los meses Septiembre-Octubre 2009; que presenta un reportaje titulado "Smile! It could make you happier" (¡Sonríe! Te podría hacer más feliz).
En dicho artículo (www.scientificamerican.com/mind) se hace mención que sonreimos porque nos sentimos contentos y que fruncimos el ceño cuando estamos enojados. Pero se preguntan si acaso esta causalidad podría darse también de la manera inversa. Y agregan que fue Charles Darwin quien primero desarrolló la idea (1872) que nuestras respuestas emocionales influyen nuestros sentimientos: "la libre expresión de un sentimiento a través de signos externos, lo intensifica".
El artículo sigue con los hallazgos dados a conocer en Febrero 2009 por un equipo de psicólogos de la Universidad de Cardiff en Gran Bretaña, que econtró que las personas que tenían dificultades para fruncir el ceño a raíz de intervenciones estéticas de botox, eran en promedio más felices que aquellas que sí podían fruncir. Los investigadores estudiaron a 25 mujeres a través de cuestionarios de ansiedad y depresión, la mitad de las cuales habían recibido inyecciones de botox en el entrecejo. Las que recibieron el botos se reportaron sentirse más felices y menos ansiosas en general, pero lo más importante, no reportaron el sentirse más atractivas, lo que les sugiere a los investigadores que los efectos emocionales no fueron derivados de un incremento psicológico de felicidad que pudo provenir del tratamiento cosmético.
Agregan en el artículo: "pareciera que el modo cómo sentimos las emociones no está restringido exclusivamente a nuestro cerebro, sino que hay partes de nuestro cuerpo que ayudan y refuerzan los sentimientos que estamos teniendo", en una especie de retroalimentación mutua (mientras más sonreímos, más contentos nos sentimos y mientras más contentos, más sonreímos...)
Así que ya saben; ahora que se nos vienen meses difíciles en Chile para reconstruir muchas ciudades dañadas por el terremoto, tenemos que tener presentes que hay que tomarse la vida con actitud positiva y ¡reír lo que más se pueda!
Para los que vivimos en Chile, el título de esta entrada les puede parecer una broma de mal gusto, dadas las consecuencias del nefasto terremoto que nos sacudió en casi medio país. Sin embargo, representa el espíritu que debemos tener frente a estas circunstancias: optimistas, positivos, activos. No hay nada peor que quedarse lamentando las pérdidas y no hacer nada (o intentarlo al menos) por pararse nuevamente. Y uno de los primeros pasos para hacerlo es enfocarse en lo positivo y sonreirle a la vida, aún ante las peores desgracias.
Aprovecho de fundamentar esta idea con el reportaje que apareció publicado en la revista Scientific American Mind, en su edición de los meses Septiembre-Octubre 2009; que presenta un reportaje titulado "Smile! It could make you happier" (¡Sonríe! Te podría hacer más feliz).
En dicho artículo (www.scientificamerican.com/mind) se hace mención que sonreimos porque nos sentimos contentos y que fruncimos el ceño cuando estamos enojados. Pero se preguntan si acaso esta causalidad podría darse también de la manera inversa. Y agregan que fue Charles Darwin quien primero desarrolló la idea (1872) que nuestras respuestas emocionales influyen nuestros sentimientos: "la libre expresión de un sentimiento a través de signos externos, lo intensifica".
El artículo sigue con los hallazgos dados a conocer en Febrero 2009 por un equipo de psicólogos de la Universidad de Cardiff en Gran Bretaña, que econtró que las personas que tenían dificultades para fruncir el ceño a raíz de intervenciones estéticas de botox, eran en promedio más felices que aquellas que sí podían fruncir. Los investigadores estudiaron a 25 mujeres a través de cuestionarios de ansiedad y depresión, la mitad de las cuales habían recibido inyecciones de botox en el entrecejo. Las que recibieron el botos se reportaron sentirse más felices y menos ansiosas en general, pero lo más importante, no reportaron el sentirse más atractivas, lo que les sugiere a los investigadores que los efectos emocionales no fueron derivados de un incremento psicológico de felicidad que pudo provenir del tratamiento cosmético.
Agregan en el artículo: "pareciera que el modo cómo sentimos las emociones no está restringido exclusivamente a nuestro cerebro, sino que hay partes de nuestro cuerpo que ayudan y refuerzan los sentimientos que estamos teniendo", en una especie de retroalimentación mutua (mientras más sonreímos, más contentos nos sentimos y mientras más contentos, más sonreímos...)
Así que ya saben; ahora que se nos vienen meses difíciles en Chile para reconstruir muchas ciudades dañadas por el terremoto, tenemos que tener presentes que hay que tomarse la vida con actitud positiva y ¡reír lo que más se pueda!
0 comentarios:
Publicar un comentario